El 17 de mayo de 1990 la Organización Mundial de la Salud (OMS) terminó
con décadas de discriminación hacia las personas de orientación sexual
diferente a la heterosexual.
Por medio de una resolución quitó a la homosexualidad del Manual de
enfermedades psiquiátricas (DSM) permitiendo iniciar un camino global de
visibilidad, respeto y reconocimiento de las diversas expresiones de la
sexualidad.
Entre esos
avances se cuentan la ley de matrimonio igualitario vigente en 10 países (entre
ellos Argentina desde el año 2010), legislación de reconocimiento y protección
a la población travesti y transexual en 40 países, políticas públicas por parte
de los gobiernos para la igualdad de oportunidades y trato, acciones de responsabilidad
social empresaria en materia de inclusión y diversidad, y la visibilidad de
múltiples referentes sociales positivos, suma que ha contribuido a una mejoría
en la calidad de vida de las personas LGBT.
Sin embargo,
a pesar de los enormes avances que se han producido en diversos países en los
últimos años, la discriminación hacia lesbianas, gays, bisexuales y trans
(LGBT) aun persiste en diversas formas e intensidades. La discriminación basada en la
orientación sexual y /o la identidad de género de las personas compromete la
igualdad de derechos y de oportunidades y la dignidad de millones de ciudadanos
y ciudadanas que son excluidos, relegados y hasta violentados sólo por ejercer
su derecho a la libre determinación sexual.
Incluso en
siete países del mundo (uno de ellos en Sudamérica) aún hoy ser homosexual
puede ser penado con la muerte, sin contar las múltiples situaciones de homofobia
presente en las familias, la escuela, el ejercito, el mundo del trabajo, el
ámbito deportivo, etc. donde muchas personas deben padecer aún violencias y
negaciones; obligando a muchos a la vergüenza, la soledad, el silenciamiento y
la desesperación de estar fuera de lo nombrable y hasta fuera de la ley.
Es por ello
que construir una sociedad libre de discriminación debe ser una tarea de todas
y de todos. Cada una, cada uno desde su lugar puede contribuir a la inclusión promoviendo
un clima laboral de respeto y reconocimiento y educando en la diversidad.
Juntas y juntos podemos lograr que la igualdad legal obtenida se transforme en
igualdad real en la sociedad. Juntas y juntos podremos construir una sociedad
de todos los colores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario